Con gran enfado, el joven arrojó su llave mecánica a la entrada de los autos, yendo a parar lejos. Por horas había intentado cambiar las bandas de los frenos del pequeño auto importado de su esposa. De nada sirvió que fuera el mejor de los mecánicos "mediocres".
Finalmente, exasperado entró a la casa como un torbellino e informó a su esposa que había un problema serio con su carro que no podía solucionar.
-Es más -gritó-, no sé si alguien pueda repararlo.
Con ternura, ella le agradeció sus esfuerzos y de inmediato llamó por teléfono a su padre, un mecánico experto. Luego de explicarle la situación, acordaron dirigirse a la biblioteca más cercana y conseguir un manual del automóvil. Con mucho cuidado, copiaron las páginas que indicaban cómo cambiar las bandas de los frenos. Después, se detuvieron en una tienda de piezas para autos extranjeros y compraron las herramientas indispensables para ese trabajo en particular. Por último, llegaron hasta el carro y en treinta minutos, completaron la reparación.
¿Qué marcó la diferencia? Tres aspectos:
Primero, ella contactó a su padre, un mecánico experto. La primera orientación que Dios nos da es que clamemos a Él.
Segundo, encontraron el manual de instrucciones correcto y lo siguieron al pie de la letra. A veces, persistimos en obrar sin consultar las instrucciones.
Finalmente, adquirieron las herramientas apropiadas para efectuar el trabajo. Dios siempre nos proporcionará las herramientas adecuadas, sólo tenemos que echar mano de ellas.
Ya sea que hablemos de bandas de frenos o de decisiones cruciales de la vida, es simplemente sorprendente, casi mágico, lo bien que funciona todo cuando prestamos atención a las instrucciones.
Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios. Proverbios 22:17
viernes, 5 de septiembre de 2008
» La Magia de las Instrucciones.
martes, 2 de septiembre de 2008
» Fé
Los campos se secaron y se achicarraron por la falta de lluvia, y las cosechas se marchitaban de sed. La gente estaba ansiosa e irritable, mientras buscaba en el cielo alguna señal de alivio. Los días se volvieron áridas semanas. La lluvia no llegaba.
Los ministros de las iglesias locales convocaron a una hora de oración en la plaza del pueblo, para el siguiente sábado inspirarse.
Este sábado al mediodía, la gente del pueblo respondió en masa, llenando la plaza con caras ansiosas y corazones llenos de esperanza. Los ministros se conmovieron al ver la variedad de objetos que los concurrentes traían entre sus piadosas manos:
libros sagrados, cruces, rosarios, Bíblias.
Cuando la hora terminó, como si se tratara de un mandato mágico, una suave lluvia comenzó a caer. Las felicitaciones se extendieron entre la multitud, mientras sostenían en alto sus atesorados objetos con gratitud y alabanza.
En el centro de la manifestación, un símbolo de fe pareció ensombrecer a los demás: un niño de nueve años había llevado una sombrilla.
Laverne W. Hall
Hebreos 11:1
"Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve."
Mateo 21:22
"Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis."
Juan 15:16
"No me elegisteis vosotros á mí, mas yo os elegí á vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca: para que todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, él os lo dé."
lunes, 1 de septiembre de 2008
» Con Dios, nada es imposible.
¡Los científicos dicen que no puede ocurrir! ¡Es imposible! La teoría de la aerodinámica es muy clara. Los abejorros no pueden volar.
Se debe al tamaño, el peso y la forma del cuerpo del abejorro no está en relación al tamaño de sus alas, lo que, aerodinámicamente, hace imposible que pueda volar. El abejorro es demasiado pesado, ancho y largo para volar con alas tan pequeñas.
Sin embargo, el abejorro sabe todas esas proporciones y datos científicos y vuela.
Dios creó al abejorro y le enseñó a volar. Obviamente que el abejorro no le preguntó a Dios sobre el problema de la aerodinámica. Él, simplemente, voló. Tampoco le preguntó a Dios si sabía lo que estaba haciendo. Él, simplemente, voló. No se preguntó si Dios lo amaba, al darle esas alas tan pequeñas. Él, simplemente, voló.
Cuando Dios nos creó nos equipó para la vida que tenemos por delante. Dios sabe los planes que tiene para nuestra vida. Como nos ama, nos prometió estar con nosotros, enseñarnos, guiarnos, ser nuestra roca. Todo lo que tenemos que hacer es confiar y obedecer.
Dios no está limitado por nuestra comprensión de cómo suceden las cosas. Sólo porque no vemos algo, no significa que no sea real. La fe es, verdaderamente, la sustancia de las cosas que no se ven. A veces, la vida es inexplicable y sucede lo imposible. No siempre podemos explicar las cosas.
Y el hecho de que no entendamos cómo se hace algo, no significa que el Dios Todo poderoso no pueda hacerlo.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13
Fuente: En el jardín con Dios. Edit. UNILIT